Jon Jones, el pecado no es drogarte sino que te cachen
- Samuel Prieto Rodríguez
- 7 ene 2015
- 3 Min. de lectura
Samuel Prieto R.

El campeón de los semipesados del UFC, Jon “Bones” Jones (21-1), es adicto a la cocaína. Así de grave, así de simple, así de directo.
¿Cómo se supo? Se hicieron públicos los resultados de un examen antidoping sorpresa que la Comisión Atlética de Nevada le aplicó el 4 de diciembre, un mes antes de su defensa más reciente del título. La distancia por la que dio positivo es un metabolito llamado benzoilecgonina que se produce cuando el cuerpo procesa el consumo de la droga.
Para agregar a la crítica o respirar tranquilos, este resultado no anula la victoria de Jones sobre Daniel Cormier ni le quita el cinturón. Aun así es un episodio negro por donde se le vea y no es el primero. Tristemente, las drogas no son extrañas entre los personajes del UFC. En junio de 2013, el veterano inglés Paul Kelly (14-5) quien protagonizó 9 combates en el octágono, fue a dar a la cárcel por tráfico de heroína en Liverpool, Inglaterra. La adicción que ha dado más de qué hablar es la marihuana por la que han dado positivo el peso ligero Yancy Medeiros (11-2-1 NC), el welter Nick Díaz (26-9-1 NC) y el pesado Thiago Silva (16-3-2 NC), entre otros.

En el caso de Jon Jones, resulta que consumir cocaína fuera de competencia no es ilegal. Y lo de siempre: lo hizo a escondidas, no había reconocido nada pero ahora que fue descubierto el peleador pide disculpas y toma medidas.
“Con el apoyo de mi familia he entrado a un centro de tratamiento de drogas”, dijo en un comunicado. “Quiero pedir disculpas a mi novia, a mis hijos, así como a mi madre, padre y hermanos por el error que cometí. También quiero pedir disculpas al UFC, mis entrenadores, mis patrocinadores e igualmente importante a mis fans. Hago uso de este programa de tratamiento muy en serio. Por lo tanto, en este momento mi familia y yo apreciaríamos la privacidad”.
El Ultimate Fighting Championship también dio a conocer su posición al respecto: “apoyamos la decisión del campeón peso semicompleto del UFC, Jon Jones, de entrar a un programa de tratamiento para problemas de drogas con respecto a su incidente reciente. Aunque estamos decepcionados por el fallo de la prueba, le aplaudimos por tomar la iniciativa de entrar a esta institución. Jon es fuerte, un peleador valiente dentro del octágono y esperamos que pelee en este asunto con el mismo equilibrio y diligencia. Lo felicitamos por su decisión y esperamos que salga de la rehabilitación como un mejor hombre”.
Dana White hizo lo propio: “estoy orgulloso de Jon Jones por tomar la decisión de entrar a una institución de tratamiento para problemas de drogas. Confío en que saldrá de este programa como el verdadero campeón que es”. El entrenador Brandon Gibson del agregó: “yo voy a estar ahí para él como un amigo y ayudar a guiarlo en este tiempo difícil. Estamos detrás de él 100 por ciento como hermanos, amigos y entrenadores. Esto es más grande que cualquier otro retador que hayamos enfrentado antes”.

Definitivamente el apoyar a alguien que busca salir de un problema así es muy importante porque es parte integral de su recuperación pero en el caso de un deportista de la talla de Jon Jones, ¿son esas únicamente las consecuencias adecuadas? Se trata de un personaje con un liderazgo muy importante para muchos millones de aficionados jóvenes que lo ven como un ejemplo a seguir. Dada su posición, la exigencia en cuanto a conducta tendría que ser proporcional.
En los meses previos ya había causado opiniones encontradas con su comportamiento antideportivo y hostil contra Daniel Cormier (15-1) quien, por cierto, comentó que está “consciente de la prueba de Jon y sí tengo algo que decir de esto: hay una gran cantidad de personas a las que él impacta así que vamos a hacerlo juntos. Buena suerte en su rehabilitación”.

Bien por la buena vibra y el optimismo. Mal por la circunstancia. No se sabe desde cuándo tiene Jones esa adicción. Buscando antecedentes, el único registro que puede dar alguna idea es que el 19 de mayo de 2012 chocó su Bentley en Nueva York y fue arrestado por “conducir bajo la influencia” (DUI, como se le denomina en Estados Unidos).
Veremos si estará listo para enfrentar a su siguiente retador que será el ganador entre Alexander Gustafsson (16-2) y Anthony Johnson (18-4) quienes se enfrentarán el 24 de enero. Paradójicamente, el sueco se sometió voluntariamente al examen antidoping y retó al estadounidense a que haga lo mismo.
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